domingo, 26 de abril de 2009

Obsesiones

En estos tiempos de paranoia, neurosis colectiva y puercos asesinos me pusieron a pensar en una persona cuya biografía interpretada por el bombón (a quien idolatré durante mis años de adolescente) Leo DiCaprio es el ejemplo perfecto de que llevar al extremo eso de las amenazas de los virus circundantes en el ambiente puede volvernos realmente locos.
La película: El Aviador (del S E Ñ O R D I R E C T O R Martin Scorcese); y la biografía de: Howard Hughes, el magnate, director de cine y aviador, famoso por sus romances con varias celebridades de la época como Katharine Hepburn y Ava Gardner, que fueron interpretadas por Cate Blanchet y Kate Beckinsale, respectivamente.
La película cuenta la historia de Hughes, comenzando por un hecho clave de su infancia: su madre; quien sufría de microfobia (miedo al contagio de enfermedades), obsesión que heredaría a su hijo que padecería toda su vida de un trastorno obsesivo-compulsivo mal tratado. Allene vivía obsesionada con el mundo que la rodeaba y hacía que su hijo se bañara con un fuerte jabón de lejía. Cuando ella murió, Howard nunca superó su complejo sobreprotector. Además, la muerte de su padre no tardó en llegar, dejando al chico de 19 años con una fortuna petrolífera que Howard aprovecharía para sus dos obsesiones: el cine y los aviones.
Quizá el logro más importante de Hughes, además de perfeccionar la industria de la aviación fue la calidad de sus películas; una de las más representativas junto con Scarface y The Outlaw (filme que le valió una pelea de censura con la MPAA), Hell’s Angels (Los Ángeles del Infierno), fue considerada en su tiempo una de las películas más caras; sin embargo, Hughes logró estrenarla justo al tiempo que el cine hacía su transición a lo sonoro por lo que se dio a la tarea de volverla a filmar con sonorización, lo que le costó en total 3.8 millones de dólares (si se hace la conversión serían actualmente como 47 millones de dólares). Pero el filme logró recaudar más del doble de su inversión en taquilla.
Hughes también se hizo famoso por su atrayente personalidad que lo hizo vincularse con estrellas de la farándula cinematográfica durante los 20’s. Desde la rubia platinada Jean Harlowe, que asegura que solo fue como su acompañante al estreno de Hell’s Angels, hasta la joven de 15 años Faith Domergue, pasando por Ava Gardner (quien terminaría siendo esposa de Frank Sinatra) y la independiente y confiada Katharine Hepburn quien además de ser su amante se convirtió en su mejor amiga; el magnate se relacionó con casi todas las mujeres famosas de su tiempo.
Pero toda la carrera de Hughes, su dinero, su perfeccionismo y sus aciertos cinematográficos se vieron mermados por su condición psicológica que lo llevaba a obsesionarse con absolutamente todo: los chícharos que comía (que debían ser 12 y alineados en una secuencia de 4 X 3), las botellas de leche que debían ser frescas y sin abrir, todos los volantes de sus aviones debía estar forrados con una capa de papel de cera y tener la forma correcta; usaba su propio jabón y jamás se secaba con las toallas de un baño público, además de que sentía una necesidad profunda de autorecluirse lo que lo llevó a pasar amplios periodos de tiempo en su mansión, en su sala de proyecciones, rodeado de cajas de kleenex y que en última instancia lo conducirían a su muerte por falla renal.
La película, y en especial la actuación de DiCaprio retratan a la perfección los diferentes estados por los que atraviesa Hughes, ayudados por la ambientación que logró crear Scorcese imitando las diferentes etapas de color que sufrió el propio cine. Mención aparte merece la actuación de Cate Blanchet que personifica a una intensa y liberal Katherine Hepburn. Así que, si quieren olvidarse un poco de la paranoia causada por los puercos vean esta peli que es un buen retrato de los excesos!

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